Han pasado 160 años desde la muerte del creador del psicoanálisis y muchos más desde que se realizó la primera intervención bajo este modelo. Pero al parecer los lustros acontecidos no han sido testigos de un implemento de la praxis libre de prejuicios, rigor autoritario y dominio del sentido común frente a lo imaginario.
Cabría esperar que sobre el encuadre y la técnica, las cosas se liberen de estereotipos y modelos, los cuáles más que dinamizar y facilitar la intervención psicoanalítica, la obstruyen y perjudican. Abundan artículos sobre el tema, libros especializados, autores diversos, adendas, observaciones, críticas y escuelas varias que se jactan de clarificar ideas tan abstrusas pero que al parecer dejan de lado, por no decir fuera de discusión, principios tan básicos como imprescindibles. Pero la realidad es otra, susceptible de alienarse en cada situación e incluso del sentido común.