El encuadre psicoanalítico

Escrito por Ricardo Alba Ábrego

Han pasado 160 años desde la muerte del creador del psicoanálisis y muchos más desde que se realizó la primera intervención bajo este modelo. Pero al parecer los lustros acontecidos no han sido testigos de un implemento de la praxis libre de prejuicios, rigor autoritario y dominio del sentido común frente a lo imaginario. 

Cabría esperar que sobre el encuadre y la técnica, las cosas se liberen de estereotipos y modelos, los cuáles más que dinamizar y facilitar la intervención psicoanalítica, la obstruyen y perjudican. Abundan artículos sobre el tema, libros especializados, autores diversos, adendas, observaciones, críticas y escuelas varias que se jactan de clarificar ideas tan abstrusas pero que al parecer dejan de lado, por no decir fuera de discusión, principios tan básicos como imprescindibles. Pero la realidad es otra, susceptible de alienarse en cada situación e incluso del sentido común. 



Por encuadre se entiende el marco que se instaura en el dispositivo analítico en relación a la forma y duración del mismo; el número de sesiones que tiene el paciente a la semana (frecuencia), la duración de éstas, el costo de los honorarios, el lugar de trabajo, etc. Ante esto no habría mayor problema en cuanto se realice un acuerdo con cada paciente. 

Por lo demás existen dificultades a la hora de implementar la técnica donde preceptos tan claros y obvios son objeto de las más variadas exageraciones. Es consabido que en el plano personal, la observación que se hace al analista acerca de permanecer neutral y no permitir que su vida personal intervenga en el tratamiento del paciente es de suma importancia, ya que es por demás aclarar que el objeto con el que trabaja el analista es la vida emocional del que tiene enfrente, esto incluye sus deseos, miedos, fantasías, en una palabra: su vida personal y en muchas ocasiones nos vemos como el depositario de un vasto material que sólo a nosotros se nos confía. 

Por un lado existe la postura neutral para no entorpecer el tratamiento, por otro, la observación e indicación que se puede realizar: "Qué el paciente conozca lo menos de la vida de su analista" Este consejo, o como mejor se tome, puede ser objeto de variadas interpretaciones sujetas a la conveniencia del analista en relación a sus ideas, principios y claro que también a sus miedos, prejuicios y reservas.

¿Es posible reservar la comunicación en relación a la figura del analista? Una cosa es hablar de nosotros con el objetivo de crear empatía e inundar al paciente con datos al final superfluos, en relación al tratamiento, de nuestra persona, y otra muy distinta el ser en extremo cuidadoso y reservado de que no se conozca nada de nosotros. 

Si la intención es que no se de a conocer nuestra vida personal, es imposible que cualquiera no se haga la mínima idea de cómo somos, lo que nos gusta, nuestras preferencias e incluso aversiones. Por más que quitemos todos los cuadros que adornan nuestras paredes, eliminemos estilos y disposiciones con la intención de no comunicar de más, jamás podremos detener la natural inclinación imaginaria que pretende dar cuenta de quienes somos. 

El paciente podrá imaginarse la variedad de tomos ocultos de aquel librero al que jamas podrá verse de frente, la historia de aquel objeto adquirido con tanto trabajo e incluso la variedad y número de otros pacientes que no conoce, a lo que hace referencia la figura del analista. Y es que en este campo de lo imaginario el tratamiento también debe de ser dirigido ¿No es acaso el trabajo de la transferencia lo que tiende a indicar un fin de análisis?

Es claro que no es lo mismo que el consultorio se encuentre en el centro de la ciudad, a que se encuentre en la calle de "Viena" esquina con "Avenida Freud"; que la decoración y elementos varios sean lúgubres, a que sean lúdicos, escasos o muy numerosos ¿Son acaso estos datos necesarios para calificar el análisis, la intervención o la psicoterapia o son elementos propios del análisis en relación al peso que le pueda dar el paciente o el mismo analista?

martes, mayo 24, 2016 comments feed

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