El diagnóstico en la integración subjetiva

Escrito por Ricardo Alba Ábrego

Alegoría del triunfo de Venus (detalle)
Agnolo Bronzino, 1550
Existen diferentes tipos de excesos y en cuanto a la psicopatología se refiere los excesos más frecuentes son los relacionados con el diagnóstico. No será este el lugar para poner en duda la existencia de ciertos trastornos, sino de enunciar la resuelta valoración que se le imprime a gran número de conductas y sus determinados intentos de silenciarlas, censurarlas o eliminarlas.

Habrá que aclarar desde un principio que el diagnóstico puede provenir de la figura del médico, así como originarse de manera propia y subjetiva de quien padece el malestar. El diagnóstico médico se caracteriza por estar basado en la experiencia clínica, así como en ciertas figuras de autoridad, las cuales determinan los síntomas, la frecuencia de estos, su desarrollo y evolución, con la finalidad de clasificar distintos trastornos (CIE y DSM). En cambio el autodiagnóstico se ha caracterizado por ser una tendencia de casi cualquier malestar, convirtiendo el dolor de cabeza en una migraña, el de estómago en una gastritis o hasta el cambio repentino de humor devenido en la popular depresión.

La nave de los locos - La enfermedad y su eterna exclusión

Escrito por Ricardo Alba Ábrego

Las cosas no son las mismas que hace veinte años, ni que decir si nos remontamos a principios del siglo pasado. Los tratamientos son distintos al igual que las formas de intervención. Se han provocado avances muy valiosos en el campo de la ciencia al igual que en el de la medicina y varias son las enfermedades que han cedido ante la búsqueda de nuevos medicamentos, terapias y métodos de profilaxis, pero así como podemos ver como se superan concepciones y principios, nos damos cuenta de que surgen nuevas problemáticas; las demandas son otras e incluso el corolario de trastornos se extiende por varios extremos cuando disminuye por otros.


En la antigüedad se consideraba en un solo grupo trastornos como las psicosis y neurosis así como no existía la diferenciación entre manías, filias y obsesiones. Para ser más precisos dichos grupos ni existían, ya que al nombrarlos presentamos de manera implícita el trabajo gnoseológico y epistemológico en relación a dichos términos y su evolución histórica. El malestar depende en gran medida del lugar, las condiciones y la época en donde se manifieste para que sea nombrado de muy diversas formas: locura, hechicería, posesión, etc. Y al igual que el malestar es producto de su nombramiento, el tratamiento o intervención cambia al verse modificado por dichos agregados.