L'Atmosphere: Météorologie Populaire Grabado de Camille Flammarion (París, 1888) |
Habrá que mencionar que dicha frase es una conclusión devenida como tal a partir de un discernimiento; el punto definitivo y necesario gracias a una línea de pensamiento, dicha idea podrá ser entendida dentro de los límites de lo racional, excluyendo la posibilidad de que otras funciones del Ser puedan hablar de su esencia innegable, a saber de los sentidos, las pasiones e incluso el proceso subjetivo de representarse el mundo.
Aunque comúnmente el cogito se le atribuye en autoría a Descartes, éste no se vio librado de ser acusado de plagio, y es que tal pensamiento ya había sido enunciado con anterioridad por diversos filósofos, el principal y más recurrido en autoría fue el español Gómez Pereira (1500 - 1558) y si se quiere encontrar un antecedente, aunque goza de cierta abstracción, se deberá recurrir a Agustín de Hipona (354 - 430).
La necesidad general del cogito responde, no a una postura escéptica sino, a la duda metódica que empieza a ser protagonista desde el inicio del discernimiento. El proceso para poder llegar a enunciar cogito ergo sum es básicamente el siguiente: Se inicia con una duda metódica la cual trabaja sobre axiomas y doctrinas estipuladas con anterioridad, y en extensión, tiende a abarcar el ámbito de la sensación, enunciando que los sentidos pueden ser objeto de recabar datos falseables; lugar preciso para nombrar procesos como la ilusión e incluso la alucinación.
Al llegar al punto de que se puede dudar de todo, se deduce que de lo único que no se puede dudar es de la existencia del sujeto que duda y que por lo tanto piensa. Este es un momento importante de la deducción ya que nos encontramos con que la existencia esta mediada por el pensamiento y éste por la duda (racional) ¿Es acaso el fundamento lógico en donde se encuentra privilegiada la razón?
Si se puede dudar de todo menos del pensamiento que realizamos (el cual en su momento es racional y consciente), se podrá entender que cualquier otro proceso intelectual se encuentra desposeído de cualidades que puedan dar cuenta de nuestra existencia indubitable; que no son objeto de cierta afirmación los sueños, las sensaciones provenientes de estímulos, etc. Se alcanza a vislumbrar que la razón sólo puede dar cuenta del trasfondo subjetivo dentro de su campo inductivo, dejando así de lado cualquier componente ajeno a dicho procedimiento.
Por pensar se podrá incluir cualquier otro proceso pero en Descartes tanto la deducción como la inducción son preponderantes a este respecto, dando como resultado un proceso metódico que parte de la duda. Pero si de la misma forma cuando la duda aparece se podrá relacionar la existencia e incluso evidenciarla en cualquier otra cualidad intelectual y no necesariamente dentro de los parámetros de la razón. Para un filósofo es primordial el pensar, pero para alguien que no lo es, cualquier otra función ajena a la razón (más no al pensamiento) podrá tener cualidades de demostrar la existencia de ese Yo.
¿Cómo poder expandir los límites del pensamiento en donde la razón no intente ser el núcleo del fundamento de la existencia? Se corre el peligro de entender que nuestra existencia sólo puede estar marcada desde los procesos racionales y posiblemente pertenecientes a la conciencia. cogito ergo sum demanda un momento único de reflexión para que la duda sea refrenada por algo presente dado por el pensamiento, algo que cualquier humano en su condición posee pero al hablar de ciertas funciones como la de representarse el mundo conlleva a una verdad en extenso divergente, de alcances no nada más racionales. Imago ergo sum sería una conclusión igual de cierta al demostrar la relación que tiene el sujeto con el mundo y consigo mismo desde su pensamiento y en la medida en que conoce, no aquello que se encuentra fuera de él, sino que se hace parte desde que se lo piensa él mismo.
El poder representar incluso una duda, su propio cuerpo, el mundo o hasta la duda central que lo aflige en ese momento, tendrá las cualidades de demostrar que es él y no nadie más o algún otro que dicha representación es verdadera en un momento dado y para alguien en particular. y que dicho pensamiento le es dado bajo un proceso en relación con sus necesidades a partir de factores internos y externos.
Si se puede dudar de todo menos del pensamiento que realizamos (el cual en su momento es racional y consciente), se podrá entender que cualquier otro proceso intelectual se encuentra desposeído de cualidades que puedan dar cuenta de nuestra existencia indubitable; que no son objeto de cierta afirmación los sueños, las sensaciones provenientes de estímulos, etc. Se alcanza a vislumbrar que la razón sólo puede dar cuenta del trasfondo subjetivo dentro de su campo inductivo, dejando así de lado cualquier componente ajeno a dicho procedimiento.
Por pensar se podrá incluir cualquier otro proceso pero en Descartes tanto la deducción como la inducción son preponderantes a este respecto, dando como resultado un proceso metódico que parte de la duda. Pero si de la misma forma cuando la duda aparece se podrá relacionar la existencia e incluso evidenciarla en cualquier otra cualidad intelectual y no necesariamente dentro de los parámetros de la razón. Para un filósofo es primordial el pensar, pero para alguien que no lo es, cualquier otra función ajena a la razón (más no al pensamiento) podrá tener cualidades de demostrar la existencia de ese Yo.
¿Cómo poder expandir los límites del pensamiento en donde la razón no intente ser el núcleo del fundamento de la existencia? Se corre el peligro de entender que nuestra existencia sólo puede estar marcada desde los procesos racionales y posiblemente pertenecientes a la conciencia. cogito ergo sum demanda un momento único de reflexión para que la duda sea refrenada por algo presente dado por el pensamiento, algo que cualquier humano en su condición posee pero al hablar de ciertas funciones como la de representarse el mundo conlleva a una verdad en extenso divergente, de alcances no nada más racionales. Imago ergo sum sería una conclusión igual de cierta al demostrar la relación que tiene el sujeto con el mundo y consigo mismo desde su pensamiento y en la medida en que conoce, no aquello que se encuentra fuera de él, sino que se hace parte desde que se lo piensa él mismo.
El poder representar incluso una duda, su propio cuerpo, el mundo o hasta la duda central que lo aflige en ese momento, tendrá las cualidades de demostrar que es él y no nadie más o algún otro que dicha representación es verdadera en un momento dado y para alguien en particular. y que dicho pensamiento le es dado bajo un proceso en relación con sus necesidades a partir de factores internos y externos.
jueves, julio 07, 2016
comments feed
Publicar un comentario