La pérdida de la razón en la esencia del sujeto

Escrito por Ricardo Alba Ábrego

L'Atmosphere: Météorologie Populaire 
Grabado de Camille Flammarion (París, 1888)
¿Quién no ha escuchado la siguiente frase: Pienso luego existo? Es una sentencia tan extendida en su uso que pocos serán los que no se vean inmersos en su implicaciones así como en sus alcances. Se considera un punto de partida de la filosofía moderna y en especial de la corriente racionalista atribuida a Descartes.

Habrá que mencionar que dicha frase es una conclusión devenida como tal a partir de un discernimiento; el punto definitivo y necesario gracias a una línea de pensamiento, dicha idea podrá ser entendida dentro de los límites de lo racional, excluyendo la posibilidad de que otras funciones del Ser puedan hablar de su esencia innegable, a saber de los sentidos, las pasiones e incluso el proceso subjetivo de representarse el mundo.

Aunque comúnmente el cogito se le atribuye en autoría a Descartes, éste no se vio librado de ser acusado de plagio, y es que tal pensamiento ya había sido enunciado con anterioridad por diversos filósofos, el principal y más recurrido en autoría fue el español Gómez Pereira (1500 - 1558) y si se quiere encontrar un antecedente, aunque goza de cierta abstracción, se deberá recurrir a Agustín de Hipona (354 - 430).

El diagnóstico en la integración subjetiva

Escrito por Ricardo Alba Ábrego

Alegoría del triunfo de Venus (detalle)
Agnolo Bronzino, 1550
Existen diferentes tipos de excesos y en cuanto a la psicopatología se refiere los excesos más frecuentes son los relacionados con el diagnóstico. No será este el lugar para poner en duda la existencia de ciertos trastornos, sino de enunciar la resuelta valoración que se le imprime a gran número de conductas y sus determinados intentos de silenciarlas, censurarlas o eliminarlas.

Habrá que aclarar desde un principio que el diagnóstico puede provenir de la figura del médico, así como originarse de manera propia y subjetiva de quien padece el malestar. El diagnóstico médico se caracteriza por estar basado en la experiencia clínica, así como en ciertas figuras de autoridad, las cuales determinan los síntomas, la frecuencia de estos, su desarrollo y evolución, con la finalidad de clasificar distintos trastornos (CIE y DSM). En cambio el autodiagnóstico se ha caracterizado por ser una tendencia de casi cualquier malestar, convirtiendo el dolor de cabeza en una migraña, el de estómago en una gastritis o hasta el cambio repentino de humor devenido en la popular depresión.

La nave de los locos - La enfermedad y su eterna exclusión

Escrito por Ricardo Alba Ábrego

Las cosas no son las mismas que hace veinte años, ni que decir si nos remontamos a principios del siglo pasado. Los tratamientos son distintos al igual que las formas de intervención. Se han provocado avances muy valiosos en el campo de la ciencia al igual que en el de la medicina y varias son las enfermedades que han cedido ante la búsqueda de nuevos medicamentos, terapias y métodos de profilaxis, pero así como podemos ver como se superan concepciones y principios, nos damos cuenta de que surgen nuevas problemáticas; las demandas son otras e incluso el corolario de trastornos se extiende por varios extremos cuando disminuye por otros.


En la antigüedad se consideraba en un solo grupo trastornos como las psicosis y neurosis así como no existía la diferenciación entre manías, filias y obsesiones. Para ser más precisos dichos grupos ni existían, ya que al nombrarlos presentamos de manera implícita el trabajo gnoseológico y epistemológico en relación a dichos términos y su evolución histórica. El malestar depende en gran medida del lugar, las condiciones y la época en donde se manifieste para que sea nombrado de muy diversas formas: locura, hechicería, posesión, etc. Y al igual que el malestar es producto de su nombramiento, el tratamiento o intervención cambia al verse modificado por dichos agregados. 

El encuadre psicoanalítico

Escrito por Ricardo Alba Ábrego

Han pasado 160 años desde la muerte del creador del psicoanálisis y muchos más desde que se realizó la primera intervención bajo este modelo. Pero al parecer los lustros acontecidos no han sido testigos de un implemento de la praxis libre de prejuicios, rigor autoritario y dominio del sentido común frente a lo imaginario. 

Cabría esperar que sobre el encuadre y la técnica, las cosas se liberen de estereotipos y modelos, los cuáles más que dinamizar y facilitar la intervención psicoanalítica, la obstruyen y perjudican. Abundan artículos sobre el tema, libros especializados, autores diversos, adendas, observaciones, críticas y escuelas varias que se jactan de clarificar ideas tan abstrusas pero que al parecer dejan de lado, por no decir fuera de discusión, principios tan básicos como imprescindibles. Pero la realidad es otra, susceptible de alienarse en cada situación e incluso del sentido común. 

Orígenes del psicoanálisis

Escrito por Ricardo Alba Ábrego

Sigmund Freud
Max Halberstadt 1922
En lo que cabe resaltar sobre las conferencias que promulgó S. Freud en la Clark University, se observa una clara corrección al respecto de quién es el responsable del origen del psicoanálisis. En estas conferencias se encuentra: "Si constituye un mérito haber dado nacimiento al psicoanálisis, ese mérito no es mío."1 Con esta afirmación, Freud dirige la atención a la figura de Josef Breuer como el responsable de tal creación. Pero será hasta el año de 1914 cuando Freud se nombre el único responsable de su creación: "En efecto, el psicoanálisis es creación mía, yo fui durante diez años el único que se ocupó de él [...]"2